QuƩ debe ponderar antes de solicitar un ascenso
La retenciĆ³n del talento se convierte en un factor cada vez mĆ”s importante dentro de las organizaciones, y la mayor parte de los profesionales no se promueven dentro de las mismas empresas. Pero la satisfacciĆ³n laboral no corre sĆ³lo a cargo de la organizaciĆ³n. Sepa sobre cĆ³mo comprender el entorno para saber cuĆ”ndo pedir un ascenso.
Autor: Jennifer P. Roig
Mal que bien, a todos nos ha pasado. Al despertar un buen dĆa se
siente algo como una incomodidad que no se sabe exactamente cĆ³mo
definir, o de dĆ³nde sale. Luego, con el primer pie que se pone en la
oficina todo se aclara: demasiado tiempo haciendo lo mismo, y ya es hora de un cambio.
“El cambio” puede significar distintas cosas para cada uno. Puede ser
el aumento de sueldo tan esperado que no acaba de llegar, puede ser que
le urge irse a hacer esa maestrĆa fuera del paĆs, o que se cansĆ³ de
hacer lo mismo todos los dĆas y ya el cuerpo le pide otro escenario.
Puede ser tambiƩn que finalmente reconoce que le molesta que hayan
contratado a alguien de afuera para ocupar la posiciĆ³n a la cual usted
cree, en el fondo, que lo debieron haber promovido.
En efecto, en algĆŗn momento de su carrera, muchos profesionales y en
especial los mĆ”s jĆ³venes, se descubren reflexionando sobre cuĆ”ndo es el
tiempo en definitiva adecuado para comenzar a escalar la ladera
organizacional, cuƔndo ya es hora de ser considerado para un ascenso.
Los ascensos no se piden
Aunque mĆ”s de una pelĆcula hollywoodense muestre al protagonista de
turno, o al antagonista a veces, armƔndose de valor para exigir la
promociĆ³n que se merece, la vida real en las organizaciones dice algo
distinto. “Si un profesional tiene que pedir a la empresa una promociĆ³n,
es una demostraciĆ³n de que
algo ha fallado, ya sea por parte del profesional o de la empresa”, observa Sandalio GĆ³mez, profesor en la espaƱola
IESE Business School de DirecciĆ³n de Personas en las Organizaciones, “una promociĆ³n hay que pedirla de otra manera, con un trabajo bien hecho. AsĆ,
la mejor manera de conseguir un ascenso laboral es precisamente no pedirlo”.
Paula Molinari, directora del programa de Recursos Humanos del Ćrea de EducaciĆ³n Ejecutiva en la universidad argentina
Torcuato Di Tella,
se muestra de acuerdo con GĆ³mez, y seƱala que la forma de lograr la
promociĆ³n no es expresarlo al jefe de una sentada, sino “la regla
central es que las promociones no se dan a la gente que no es vista
deseƔndolo. Hay muchos indicios que advierten que un empleado estƔ listo
para mƔs responsabilidad, y no es el hecho de que lo diga, sino que se
muestre curioso sobre otras actividades que no son la suya, proactivo,
conversa con su jefe de cuestiones estratƩgicas u operacionales.
No es lo que la persona dice, es lo que hace”.
Desde otra perspectiva, CristĆ³bal FernĆ”ndez, profesor de la
Universidad TĆ©cnica Federico Santa MarĆa
en Chile, comparte esa visiĆ³n. Afirma que un profesional debe tener
claridad sobre “por quĆ© estĆ” en esa organizaciĆ³n, si siente que
desarrolla un trabajo que lo motiva a crecer como profesional y tambiƩn
como persona, considerando no solamente si le agradan las funciones o
tareas que debe desarrollar, sino que ademƔs siente que el entorno
humano y profesional son atractivos para su bienestar”.
De todos modos, seƱala Molinari, si a pesar de todo el profesional se
decide por la vĆa menos ortodoxa y se anima a pedir su ascenso, “no es
una conversaciĆ³n sino varias, donde se aborden con el jefe las posibilidades futuras de desarrollo profesional individual, y cĆ³mo eso puede encajar en las perspectivas de la organizaciĆ³n.
Se hablarĆ” de roles, aprendizaje, oportunidades. Eso harĆ” que el
empleado estƩ en el mapa cuando se hace disponible una vacante en un
puesto superior”.
Incluso antes de dar este paso, FernƔndez indica que el profesional debe examinar el entorno organizacional,
y esto pasa por “investigar el proceso de toma de decisiones
presupuestarias de la empresa para determinar cuƔndo es mejor solicitar
el ascenso. Preparar una matriz que considere las capacidades y el
aporte propios a travƩs de proyectos o trabajos que asociados a esas
capacidades han aportado valor a la empresa. Elaborar una lista con
otras capacidades que permiten externalidades positivas para la empresa o
empleados, por ejemplo, deportes, participaciĆ³n en asociaciones
gremiales, o actividades recreativas. Y sĆ³lo entonces solicitar la
reuniĆ³n con el jefe directo para exponer los antecedentes que segĆŗn el
empleado lo validan para el ascenso”.
Sin embargo, algunos indicadores sugieren que quizĆ”s esta fĆ³rmula no
estƩ funcionando del todo, en tanto buena parte de los profesionales
estƔn encontrando en otras empresas las posiciones mƔs altas que no
reciben en las organizaciones donde han trabajado. En un estudio de
SommerGroup
hecho en Chile, se hallĆ³ que sĆ³lo un 16% de los ejecutivos han
ascendido dentro de la misma empresa, mientras que el resto lo ha hecho a
partir de pasar a otras organizaciones con trabajos en distintos
rubros, tomando estudios de postgrado y especializƔndose en un Ɣrea
especĆfica.
No todas las personas son para la empresa, ni la empresa para todas las personas
Molinari llama la atenciĆ³n sobre el concepto denominado velocidad de
carrera, el cual define el ritmo, o el tiempo que le puede tomar a un
individuo consolidarse en una funciĆ³n. Este tiempo es individual, y es
lo que explica que algunos profesionales busquen mƔs responsabilidades, o
cambiar de labor, mƔs rƔpido o mƔs despacio que otros.
Mientras, las organizaciones tambiƩn imponen ritmos de carrera
distintos. Una empresa dinƔmica y en crecimiento darƔ la posibilidad a
sus empleados de crecer a un ritmo mucho mƔs acelerado que una
instituciĆ³n establecida, donde las vacantes de responsabilidad se harĆ”n
disponibles con menos frecuencia, como resultado de un trabajador que
sale, no de una posiciĆ³n que se crea.
“Eso genera desajustes y es el origen de los conflictos. Un
profesional de ritmo rƔpido se irƔ de una empresa porque tiene mƔs
potencial del que esta puede satisfacer”, dice Molinari y agrega que estos conflictos son tanto responsabilidad del profesional como de su empleador.
“Una empresa de cultura mĆ”s estĆ”tica que contrata a un empleado
dinƔmico, de mucho potencial, comete un error y eventualmente lo
perderĆ”. Este tipo de organizaciones harĆ” mejor al contratar a personas
mƔs tranquilas, menos cambiantes, que se sientan mƔs a gusto dentro de
su zona de confort. Pero, por otra parte, es responsabilidad del
individuo tambiĆ©n informarse sobre las caracterĆsticas del sitio a donde
va a entrar a trabajar, y valorar si sus caracterĆsticas personales de
temperamento, sus planes y ambiciones podrƔn ser satisfechas dentro de
ese entorno al cual estĆ” por entrar”.
FernĆ”ndez coincide sobre este respecto, “la persona debe evaluar sus
habilidades y competencias, debe analizarse desde una perspectiva
intelectual y tƩcnica, pero tambiƩn desde un Ɣngulo emocional-social.
Eso significa valorar sus capacidades en la resoluciĆ³n de problemas, el
descubrimiento de oportunidades o amenazas para la empresa o negocio,
ademƔs de evaluar su respuesta ante situaciones de exigencia, trabajar
bajo presiĆ³n y/o convencer o vender proyectos, conceptos, innovaciones o
ideas”.
0 comentarios :
Publicar un comentario